Tomás Cacheiro vivió en el Departamento de Treinta y Tres.
Produjo su obra más importante en su taller de Paso de Averías, a orillas del río Cebollatí.
En el libro Rescate de la memoria cerámica en el Uruguay, estudiamos la vida y la obra de este gran ceramista.
Para tener un primer contacto, presentamos dos de sus obras y parte de un artículo escrito por Tatiana Oroño, publicado en Brecha, el 25 de junio de 1999.
Alfarero de mundos.
por Tatiana Oroño.
"Sus palabras son grávidas como las piedras y, como el agua, límpidas. Lo demás, dificilmente olvidable, puede tocarse con los ojos bajando la escalera del Subte que colmado de público, ha demostrado en estos dias que la obra de Cacheiro es un polo de atracción para los montevideanos......
por Tatiana Oroño.
"Sus palabras son grávidas como las piedras y, como el agua, límpidas. Lo demás, dificilmente olvidable, puede tocarse con los ojos bajando la escalera del Subte que colmado de público, ha demostrado en estos dias que la obra de Cacheiro es un polo de atracción para los montevideanos......
-Viendo sus alfarerías escultóricas y sus maderas trabajadas por la corriente creo que nadie le hubiera atribuido ese pasado "periodístico". Lo suyo parece más edénico - agua, fuego, tierra y aire - que montevideano.-Es cierto que como turista no hubiera podido hacer nada de lo que hice. Mi obra requiere tiempo, observación y paciencia.
-Usted convive con el paisaje. Cuentenos.-Mi primera etapa fue alrededor de los veinte años. Entónces me resistía a lo de Torres porque veía a algunos discipulos que con mucha facilidad hacían un cuadro constructivista como si llevaran el compás en la cintura pronto para sacarlo cuando lo precisaran: un pescadito, una campana, un tren, un triángulo. "No puede ser que transformemos el arte en una receta" decía yo. No podía entender: estaba equivocado. Mi ignorancia, mi juventud, mi carácter apasionado me llevaron a reaccionar así. Despues que empecé a conocer a la gente del taller y a saber quién era el viejito la cosa cambió, aunque no practiqué el constructivismo. No tenía vocación por esa forma de expresión, ya que me gustaba mucho lo sobrenatural. Y en alguna medida me sigue gustando: por eso mi vida en el monte. Lo sobrenatural me produce cierto encantamiento.-Desde niño sintió ese encantamiento?-Desde gurí de once o doce me iba solo para el monte y volvia como a los dos o tres dias. Mi madre tuvo mucha paciencia. Sabía lo que yo quería. Me quedaba solo en el monte lleno de miedo: pero esos miedos me daban un mundo como encantado, que no encontraba en la ciudad. Las sombras, la luna, el fogón, la soledad...Y, con miedo. Durante el dia disfrutaba los baños, la pesca, los arenales. Pero la noche era muy sugestiva. Y lo sigue siendo: en Averías hay casos de experiencias nocturnas, puedo decir que una casi fantastica.
-A ver-Salimos a pescar de noche, cuando el pescado se mueve mucho en el fondo: lo íbamos a buscar a un recodo donde el río se angostaba y, como era bajo, el agua corría limpia, muy pura, muy transparente. Se dió el caso de una mujer alta, delgada, que vivía en una casona de esas que construyen los albañiles italianos - mucho más antigua que el poblado - ya con algunas partes en ruinas, junto a las barrancas. Nunca supimos quién era y de qué vivía, Iba, diría yo, a boca de noche, con las últimas luces, a buscar agua al río, vestida de negro, con un vestido largo. Cantando no, gritando, como exorcizando al monte. Gritaba "Venid y vamos todas, con flores a María", que era un canto religioso que yo recuerdo de botija. Como estabamos quietos entre el agua y la vegetación no nos veía.-Cuando ocurrió eso?-El tiempo se me ha venido encima, pero no hace mucho. En el Interior pasan cosas así. Creo que la forma de cultura de todos esos trozos de país, el sentimiento de la gente que vive en ellos, forman la cultura. Ahí todavía puede ocurrir lo que parece fantasía.l A mi me gusta la fantasía.-De repente es por eso que se encontró en ella..-Es que esas cosas suceden cuando usted se queda en el lugar. Hay que dejarse estar en el lugar. Vivir en él.-Su obra habla del recogimiento en la materia. La materia es la mater -la madre- de sus obras. Usted lo dice en algunos de sus poemas:"De las formas que formadonunca sabré la verdad
Si soy yo el que las crea o es el barro el que las dá"Hace un momento habló justamente de su madre, de como lo ayudó a encontrar su vocación, En su obra hay un cruce de la madre con la materia, y quizá por eso, de la obra con la naturaleza. Ese cruce creo que puede interesar mucho a una juventud que hoy vive "en estado aeropuerto"-La soledad esta invadida por rumeres en la ciudad: no tenemos tiempo para la soledad aquí, Allá la soledad es un hecho natural y, en alguna medida inviolable. Merece respeto. Lo aprendí en la relación con la gente.-Y con la naturaleza.-Exacto. Esto que le voy a decir, a mi mujer no le gusta que lo diga, y menos que lo publique, pero es una respuesta a lo que me plantea. Yo tuve una tuberculosis que me llevó tres años de recuperación, a los 16 años. Y por un capricho mio me salvé, Cuando el medico me desahució yo pedí que me efectuaran un neumotorax, una operación que era la única esperanza remota, de cura. Como yo era el menor mi madre tuvo que firmar el permiso. Ella me entendió: lo otro hubiera sido esperar la muerte. Comprendió que esa era la unicá oportunidad que tenía para salvarme. Contra el pronóstico médico que vaticinaba el fracaso, me hice operar sin aceptar la morfina. Ante un ateneo de estudiantes. Temblando de miedo: tenía derecho al mismo. El miedo es un sentimiento vital: útil a la naturaleza.-Empezó sus barros durante la convalecencia?-De gurí chico me iba a una laguneta que quedaba abajo de unas cinacinas y jugaba mucho con el barro de la orilla. Me gustaba hacer munditos. Y después la enfermedad y la ciudad , que me rechazaba, hicieron el resto. Tras la enfermedad hice una exposicion en el Ateneo con un cuadro que se llamaba "Mi pesadilla de tuberculoso" - un arco de triunfo con cucharas, cucharones, y tenedores llenos de insectos y dos avenidas de casas sin puertas ni ventanas- y una "Piedad" con Cristo en las rodillas de la virgen, deshecho. La otra obra fué "La virgen de la madera" de un tronco de guayabo que corté en el rio Tacuarí. El guayabo es una madera fresca, sensual, de cáscara muy finita. Daba la impresión de cierta humedad. Tenía el torso de una mujer: las piernas, el sexo, los senos, nítidos. Corté el tronco largo rato a cuchillo y me sacó ampollas en las manos.- Y la obra adulta de alfarero, como empezó?-Un poco más adelante. Fui cofundador del Instituto Normal de Treinta y Tres. Daba Historia del Arte y empecé con un Taller a tratar de conocer el oficio. Mezclando, cambiando texturas y tonos.Cuantas variedades puede haber? Infinitas. Ahora que estoy leyendo a Carl Segan pienso que el plan del alfarero es como el del astrónomo. Somos una motita de polvo en el espacio. Así uno gana en humildad: hay que indagar, hay que elegir. Hay que llegar a las profundidades, descubrir que el arte no es una mercancía."
Si soy yo el que las crea o es el barro el que las dá"Hace un momento habló justamente de su madre, de como lo ayudó a encontrar su vocación, En su obra hay un cruce de la madre con la materia, y quizá por eso, de la obra con la naturaleza. Ese cruce creo que puede interesar mucho a una juventud que hoy vive "en estado aeropuerto"-La soledad esta invadida por rumeres en la ciudad: no tenemos tiempo para la soledad aquí, Allá la soledad es un hecho natural y, en alguna medida inviolable. Merece respeto. Lo aprendí en la relación con la gente.-Y con la naturaleza.-Exacto. Esto que le voy a decir, a mi mujer no le gusta que lo diga, y menos que lo publique, pero es una respuesta a lo que me plantea. Yo tuve una tuberculosis que me llevó tres años de recuperación, a los 16 años. Y por un capricho mio me salvé, Cuando el medico me desahució yo pedí que me efectuaran un neumotorax, una operación que era la única esperanza remota, de cura. Como yo era el menor mi madre tuvo que firmar el permiso. Ella me entendió: lo otro hubiera sido esperar la muerte. Comprendió que esa era la unicá oportunidad que tenía para salvarme. Contra el pronóstico médico que vaticinaba el fracaso, me hice operar sin aceptar la morfina. Ante un ateneo de estudiantes. Temblando de miedo: tenía derecho al mismo. El miedo es un sentimiento vital: útil a la naturaleza.-Empezó sus barros durante la convalecencia?-De gurí chico me iba a una laguneta que quedaba abajo de unas cinacinas y jugaba mucho con el barro de la orilla. Me gustaba hacer munditos. Y después la enfermedad y la ciudad , que me rechazaba, hicieron el resto. Tras la enfermedad hice una exposicion en el Ateneo con un cuadro que se llamaba "Mi pesadilla de tuberculoso" - un arco de triunfo con cucharas, cucharones, y tenedores llenos de insectos y dos avenidas de casas sin puertas ni ventanas- y una "Piedad" con Cristo en las rodillas de la virgen, deshecho. La otra obra fué "La virgen de la madera" de un tronco de guayabo que corté en el rio Tacuarí. El guayabo es una madera fresca, sensual, de cáscara muy finita. Daba la impresión de cierta humedad. Tenía el torso de una mujer: las piernas, el sexo, los senos, nítidos. Corté el tronco largo rato a cuchillo y me sacó ampollas en las manos.- Y la obra adulta de alfarero, como empezó?-Un poco más adelante. Fui cofundador del Instituto Normal de Treinta y Tres. Daba Historia del Arte y empecé con un Taller a tratar de conocer el oficio. Mezclando, cambiando texturas y tonos.Cuantas variedades puede haber? Infinitas. Ahora que estoy leyendo a Carl Segan pienso que el plan del alfarero es como el del astrónomo. Somos una motita de polvo en el espacio. Así uno gana en humildad: hay que indagar, hay que elegir. Hay que llegar a las profundidades, descubrir que el arte no es una mercancía."